Virgen del Rocío (Romería). Festividad 30 de Mayo.
1 sello de 30 pesetas, emisión de 1981
1 sello de 17 pesetas
Emisión: 1986
Tirada: 4.000.000
Motivo: Romería del Rocío, Huelva.
La Virgen del Rocío es una advocación mariana que se venera en la ermita de El Rocío en Almonte, Huelva. La romería que se realiza en su honor es una de las más importantes de España, conocida internacionalmente y que congrega cada año a más de un millón de personas.
Leyenda.
El Rocío, cuya historia se encuentra hoy documentada en sus aspectos más importantes, ha estado envuelta en una leyenda, como ocurre con otras muchas advocaciones, que viene recogida en la Reglas de la Hermandad Matriz de 1758:
Entrado el siglo XV de la Encarnación del Verbo Eterno, un hombre que había salido a cazar, hallándose en el término de la Villa de Almonte, en el sitio llamado de La Rocina, sólo accesible a las aves y silvestres fieras, advirtió en la vehemencia del ladrido de los perros, que se ocultaba en aquella selva alguna cosa que les movía a aquellas expresiones de su natural instinto. Penetró aunque a costa de no pocos trabajos, y, en medio de las espinas, halló la imagen de aquel sagrado lirio intacto de las espinas del pecado, vio entre las zarzas el simulacro de aquella Zarza Mística ilesa en medio de los ardores del original delito, miró una Imagen de la Reina de los Ángeles de estatura natural, colocada sobre el tronco de un árbol. Era de talla y su belleza peregrina. Vestía una túnica de lino entre blanco y verde, y era su portentosa hermosura atractivo aún para la imaginación más libertina.
Hallazgo tan precioso como no esperado, llenó al hombre de un gozo sobre toda ponderación, y, queriendo hacer a todos patente tanta dicha, a costa de sus afanes, desmontado parte de aquel cerrado bosque, sacó en sus hombros la soberana imagen a campo descubierto. Pero como fuese su intención colocar en la villa de Almonte, distante tres leguas de aquel sitio, el bello simulacro, siguiendo en sus intentos piadosos, se quedó dormido a esfuerzo de su cansancio y su fatiga. Despertó y se halló sin la sagrada imagen, penetrado de dolor, volvió al sitio donde la vio primero, y allí la encontró como antes. Vino a Almonte y refirió todo lo sucedido con la cual noticia salieron el clero y el cabildo de esta villa y hallaron la santa imagen en el lugar y modo que el hombre les había referido, notando ilesa su belleza, no obstante el largo tiempo que había estado expuesta a la inclemencia de los tiempos, lluvias, rayos de sol y tempestades.
Poseídos de la devoción y el respeto, la sacaron entre las malezas y la pusieron en la iglesia mayor de dicha villa, entre tanto que en aquella selva se le labraba templo. Se construyó en efecto, una pequeña ermita de diez varas de largo, y el altar para colocar la imagen, de tal modo que el tronco en que fue hallada le sirviese de peana. Aforándose aquel sitio con el nombre de la Virgen de Las Rocinas.
La tradición de los siete años.
A mediados del siglo XX, el pueblo de Almonte decide que cada siete años la Virgen del Rocío visite a su pueblo. Se trata, pues, de una tradición relativamente reciente, que data del año 1949.
La tradición manda que el velo ha de ser quitado en el momento en que el primer rayo solar del día ilumine el rostro de la Virgen. En ese momento cientos de trabucos y escopetas disparan salvas en honor de la Virgen.
En Almonte permanece nueve meses; dos semanas antes de la romería del Rocío, la Virgen sale, vestida de reina, en procesión por el pueblo de Almonte. Una semana después, es vestida de pastora y se traslada de nuevo a la aldea del Rocío, donde una semana después se celebra la tradicional romería de Almonte, la romería del Rocío.
Romería del Rocío.
Cuando la región sobre la que se asienta actualmente la ermita pasó a manos de los Duques de Medina Sidonia, El Rocío perdió parte de su aislamiento y se convirtió en cruces de caminos. Para el descanso de los arrieros y viandantes, fue instalada una venta en el camino de Moguer, y muy cerca en el Hato Rincón, crecieron algunas chozas. Esos fueron los orígenes de la aldea.
El creciente fervor por la Virgen del Rocío, tanto de los almonteños como de pueblos vecinos, y su nombramiento como patrona de Almonte en 1653, hizo que se reglaran las celebraciones que los devotos hacían en su honor, determinando que dichas conmemoraciones se harían solo una vez al año en la Pascua de Pentecostés.
En junio de 1919 la Virgen del Rocío es coronada por el cardenal de Sevilla. En 1959 se abre una carretera entre Almonte y la aldea, lo que permite la expansión del peregrinaje, pasando en la década de los 70 de ser una fiesta desconocida y comarcal a estar en constante crecimiento hasta nuestros días.