Billete de 500 pesetas, España (1979)
Emisión del 23 de Octubre de 1979
Billete de 500 pesetas, dimensiones 130x 69 milímetros
Papel: Procedente de la F.N.M.T. en su fábrica de Burgos (España)
Características Técnicas: fabricados por la F.N.M.T., por los procedimientos de calcografía y litografía, utilizando el color rojo para los números de serie ubicados en el anverso de los billetes en la parte superior izquierda e inferior derecha.
Anverso: Rosalía de Castro
Reverso: Casa-Museo en Padrón.
Número 286, sin serie
Número 286a, series A/1Z
Número 286b, serie de reposición 9A
Número 286c, numeración salteada, billete cuyo último número de serie no coincide, habiendo una diferencia de un número entre las dos numeraciones.
Sin serie, comienzo por dos ceros.
Anverso: Rosalía de Castro.
Rosalía de Castro, nacida en Santiago de Compostela el 24 de febrero de 1837. Fallecida en Padrón el 15 de julio de 1885. Fue una poetisa y novelista española que escribió tanto en lengua gallega como en lengua española. Considerada en la actualidad como un ente indispensable en el panorama literario del siglo XIX, representa junto con Eduardo Pondal y Curros Enríquez una de las figuras emblemáticas del Resurgimiento gallego, no sólo por su aportación literaria en general y por el hecho de que sus Cantares Gallegos sean entendidos como la primera gran obra de la literatura gallega contemporánea, sino por el proceso de sacralización al que fue sometida y que acabó por convertirla en encarnación y símbolo del pueblo gallego.
Además, es considerada junto con Gustavo Adolfo Bécquer, como la precursora de la poesía española moderna.
Sin serie con comienzo por un cero.
Escribir en gallego en el siglo XIX, es decir, en la época en la que vivió Rosalía, no resultaba nada fácil por un gran número de razones, la mayor parte de ellas ligadas al pensamiento y estructuración de la sociedad del momento. La lengua gallega había quedado reducida a un mero dialecto, tan despreciado como desprestigiado, mostrándose cada vez más distante aquella época en la que había sido el idioma vehicular de la creación de lírica galaicoportuguesa.
Toda la tradición escrita había sido perdida, por lo que se hacía necesario comenzar desde cero rompiendo con el sentimiento de desprecio e indiferencia hacia la lengua gallega, pero pocos eran los que se planteaban la tarea, pues esta constituiría un motivo de desprestigio social. En un ambiente en el castellano era la lengua de la cultura al ser la lengua que la clase minoritaria dominante protegía, Rosalía de Castro rompió a cantar, concediéndole el prestigio merecido al gallego al usarlo como vehículo de su obra denominada Cantares Gallegos y afianzando el renacer cultural de la lengua.
Sin serie, comienzo por ceros.
Aunque fue una asidua cultivadora de la prosa, donde Rosalía sobresalió fue en el campo de la poesía, a través de la creación de las que pueden ser consideradas sus tres obras clave.
Cantares Gallegos, Follas Novas y En las orillas del Sar. La primera de ellas representa un canto colectivo, artísticamente logrado, que sirvió de espejo dignificante a la comunidad gallega al emplearse la lengua de ésta, así como también fue útil para proseguir con la tendencia tímidamente iniciada por el pontevedrés Xoán Manuel Pintos con su obra titulada A Gaita Galega,1853.
En la segunda, la escritora dio lugar a una poética de gran profundidad, que emplea el símbolo como método para expresar lo inefable y que revela elevada poesía, junto con las obras Aires da miña terra de Curros Enríquez, Saudades Gallegas de Valentín Lamas Carvajal y Maxina ou a filla espúrea de Marcial Valladares Núñez completa el conjunto de obras publicadas en la década de 1880 que hicieron de estos años una etapa clave en el desarrollo de la literatura gallega, si bien la obra de Rosalía siempre mantuvo una posición predominante con respecto al resto.
Sin serie, sin comienzo por ceros.
Finalmente, en las orillas del Sar se manifiesta un tono trágico que encaja con las duras circunstancias que rodearon los últimos años de la vida de Rosalía. Escrito en castellano, la obra ahonda en el lirismo subjetivo propio de Follas Novas al mismo tiempo que se consolidan las formas métricas que allí apuntaban. Inicialmente calificado de precursor y obviado por la crítica de su tiempo, hoy en día existen diferentes estudiosos que lo consideran como la principal creación poética de todo el siglo XIX.
En la actualidad, la figura de Rosalía de Castro y sus creaciones literarias continúan siendo objeto de una abundante bibliografía y recibiendo una constante atención crítica, tanto en el territorio español como en el extranjero. Es tal la aceptación y el interés que las obras de esta escritora despiertan en el mundo, que en las últimas décadas sus poemas han sido traducidos a idiomas como el francés, el alemán, el ruso y el japonés.
Serie B. (Comprende desde la serie A/Z)
Nació en la madrugada del 24 de febrero de 1837 en una casa localizada en el margen derecho del Camiño Novo, la antigua vía de entrada a la ciudad de Santiago de Compostela para todos aquellos viajeros procedentes de Pontevedra. Hija natural del sacerdote José Martínez Viojo (1798 – 1871) y María Teresa de la Cruz Castro y Abadía (1804 – 1862), una hidalga soltera de escasos recursos económicos, fue bautizada a las pocas horas de su nacimiento en la Capilla del Hospital Real por el presbítero José Vicente Varela y Montero, con los nombres de María Rosalía Rita y figurando como hija de padres desconocidos. Con frecuencia, los biógrafos de la escritora gallega han ocultado la condición eclesiástica de su padre, así como también trataron de obviar el hecho de que fue registrada como hija de padres desconocidos y que se libró de entrar en la Inclusa al hacerse cargo de ella su madrina María Francisca Martínez, fiel sirviente de la madre de la recién nacida.
En veinte y cuatro de febrero de mil ochocientos treinta y seis, María Francisca Martínez, vecina de San Juan del Campo, fue madrina de una niña que bauticé solemnemente y puse los santos óleos, llamándole María Rosalía Rita, hija de padres incógnitos, cuya niña llevó la madrina, y va sin número por no haber pasado a la Inclusa y para que así conste, lo firmo.
Serie V.
Hasta cumplir los ocho años, Rosalía se encontró bajo la custodia de su tía paterna Teresa Martínez Viojo en la aldea de Castro de Ortoño, perteneciente al municipio coruñés de Ames.
Es en esta época cuando la escritora toma conciencia de la dureza de la vida del labriego gallego, así como también será en esta parte de su vida cuando tenga conocimiento y vivencia del mundo rural propio de Galicia, la lengua, las costumbres, las creencias o las cantigas que tanto influyeron en su obra titulada Cantares Gallegos. Si bien no se conoce con exactitud la fecha en que la madre de Rosalía decide hacerse cargo de ella, se sabe que en torno al año 1850 la joven se traslada a la ciudad de Santiago de Compostela donde vivió junto a esta, aunque ya había convivido con anterioridad con ella en Padrón.
Es en esta localidad gallega donde Rosalía recibió la instrucción que por aquel entonces era la más adecuada para una señorita, nociones básicas de dibujo y música, asistiendo de forma habitual a las actividades culturales promovidas por el Liceo de la Juventud junto con personalidades destacadas de la mocedad intelectual compostelana como Manuel Murguía y Aurelio Aguirre.
Todavía en la actualidad es motivo de discusión entre los diferentes críticos la relación que Rosalía mantuvo con Aurelio Aguirre, puesto que a pesar de que se desconoce si existió una relación sentimental entre ambos, la obra del mencionado sí que dejó huella en ciertos poemas de la escritora.
Serie 1K (comprende desde la 1A / 1Z
En abril de 1856, Rosalía se trasladó a Madrid. No se conoce con exactitud cuál fue el motivo que llevó a mudarse a la escritora, aunque Catherine Davis creyó posible que este hecho fuese debido al escándalo desencadenado a raíz del Banquete de Conxo, en el que desenvolvieron un papel relevante varios miembros del Liceo, como fueron Aguirre o Pondal. Un año después de llegar a Madrid, Rosalía publicó un folleto de poesías escrito en lengua castellana que recibió el título de La flor, siendo este acogido con simpatía por parte de Manuel Murguía, quien hizo referencia a él en La Iberia.
Posiblemente fue en Madrid, y no en el Liceo, donde Rosalía conoció a Murguía, con quien contrajo matrimonio el 10 de octubre de 1858 en la iglesia parroquial de San Ildefonso. Fue un amigo común el que posibilitó que ambos entablasen una relación que finalmente acabó en boda.
Respecto de la relación que existió entre la pareja, la crítica sugiere diversas hipótesis, que van desde idílicos cuadros conyugales hasta posturas más que matizadas, que tomando como referencia escritos atribuidos a la poetisa, dibujan la psicología de una mujer solitaria, carente
Serie especial de reposición 9A con comienzo por un cero.
Sin embargo, Murguía fue la primera de las personas que animó a Rosalía en su quehacer literario, siendo él el responsable de la publicación de Cantares Gallegos. Tampoco le escatimó ni apoyo social ni intelectual en una época en la que la condición femenina era considerada como minusválida.
Al año siguiente de casarse, Rosalía dio a luz en Santiago de Compostela a su primera hija, llamada Alejandra. A esta siguieron Aura (1862), que vino al mundo en el mismo año que falleció la madre de Rosalía, los gemelos Gala y Ovidio (1871), Amara (1873), Adriano Honorato (1875), que falleció a los diecinueve meses al precipitarse desde una mesa, y Valentina (1877), que nació muerta.
Todos los hijos de Rosalía de Castro nacieron en Galicia, ya fuese en Lestrove, A Coruña o Santiago de Compostela.
El domicilio del matrimonio cambió en múltiples ocasiones, a lo que se añadió una separación del mismo a causa de las actividades profesionales de Murguía y graves problemas económicos derivados tanto de la inestabilidad laboral del mismo como de la parca salud de Rosalía. Todos estos factores configuran un panorama vital que contribuye a explicar la hipersensibilidad y el pesimismo de la escritora. En 1859, el matrimonio estaba residiendo en La Coruña. Luego pasa a Madrid, de donde Rosalía regresa a Santiago (1861) para volver a la capital española.
Con posterioridad, existen referencias que permiten afirmar la presencia de la poetisa en Lugo y Santiago, además de algunos viajes que realizó el matrimonio a Extremadura, Andalucía, Castilla La Mancha y Levante. En el mes de septiembre de 1868 se produjo el levantamiento revolucionario español, conocido como La Gloriosa, pasando Murguía de ser secretario de la Junta de Santiago a director del Archivo de Simancas, cargo que ejerció durante dos años.
A partir de este momento, la vida de Rosalía se desenvolvió entre Madrid y Simancas, siendo en la ciudad vallisoletana en la que escribió gran parte de las composiciones recogidas en Follas Novas. Es conveniente aclarar que en estos mismos años, es cuando se produjo el encuentro entre Rosalía de Castro y Gustavo Adolfo Bécquer.
Desde 1871, Rosalía no sale de Galicia. Vivió a partir de este año en las Torres de Lestrove (donde residían sus parientes los Hermida de Castro), en Dodro (La Coruña), en Santiago de Compostela y Padrón, donde prácticamente se instala en 1875.
Serie especial de reposición 9A con comienzo por 8.
Últimos años.
Los últimos años de la vida de Rosalía transcurrieron en la comarca de Padrón, lugar en el que se había consumido su infancia, así como buena parte de su juventud. La Casa grande de Arretén, nombre popular con que el que se conocía al pazo en el que había nacido su progenitora, ya no era de la propiedad de la familia, factor que propició que la escritora tuviese que residir en las Torres de Lestrove entre 1879 y 1882 mientras su marido se encargaba de la dirección en Madrid de La Ilustración Gallega y Asturiana. Finalmente, se trasladó junto con su familia a la casa llamada de La Matanza, situada en la parroquia de Iria.
Rosalía nunca disfrutó de una buena salud, pareciendo predestinada desde su juventud a una muerte temprana. De hecho, en las pocas cartas que se conservan y que ésta envió a su marido, con frecuencia se alude a las continuas dolencias que la atenazaban.
Poco tiempo antes de fallecer, la escritora decidió pasar una temporada a las orillas del mar y por ello se trasladó a Santiago de Carril. Cierto tiempo después regresó al lugar de La Matanza, donde el cáncer de útero que padecía se fue complicando progresivamente desde 1883, mermando cada vez más a la ya de por sí débil salud de la escritora.
Tras tres días de agonía falleció al mediodía del miércoles 15 de julio de 1885, en su casa de La Matanza, a consecuencia de una degeneración cancerosa del útero. El cuerpo inánime recibió sepultura al día siguiente en el cementerio de Adina, localizado en Iria Flavia, que curiosamente había sido cantado en una composición de Rosalía de Castro. No obstante, su cadáver fue exhumado el 15 de mayo de 1891 para ser llevado solemnemente a Santiago de Compostela, donde fue nuevamente sepultado en el mausoleo creado específicamente para la escritora por el escultor Jesús Landeira, situado en la capilla de la Visitación del Convento de Santo Domingo de Bonaval, en el presente Panteón de Gallegos Ilustres.
Resultan especialmente ilustrativas las fidedignas líneas escritas por González Besada sobre los últimos momentos de Rosalía.
Recibió con fervor los Santos Sacramentos, recitando en voz baja sus predilectas oraciones. Encargó a sus hijos quemasen los trabajos literarios que, ordenados y reunidos por ella misma, dejaba sin publicar. Dispuso se la enterrara en el cementerio de Adina, y pidiendo un ramo de pensamientos, la flor de su predilección, no bien se lo acercó a los labios sufrió un ahogo que fue comienzo de su agonía.
Delirante, y nublada la vista, dijo a su hija Alejandra “abre esa ventana que quiero ver el mar”, y cerrando sus ojos para siempre, expiró».
Sin embargo, desde Padrón es imposible ver el mar. Por ello resultan enigmáticas estas palabras puestas en boca de una persona para quién el mar fue una perenne tentación de suicidio.
Iria Flavia.
Iria Flavia es el nombre de una parroquia de Padrón, en la provincia de La Coruña (Galicia). Está ubicada en la confluencia del río Sar y el río Ulla y fue un puerto importante.
Historia.
Fue una ciudad galaica, capital del país de los caporos del conventus iuridicus Lucensis de la provincia Hispania Citerior Tarraconensis, situada en la vía de Bracara Augusta a Asturica Augusta por la costa. Bajo Vespasiano, a través del Edicto de Latinidad del año 74, se transformó en municipio, y tomó el nombre de Iria Flavia.
En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la iglesia católica, sufragánea de la Archidiócesis de Braga que comprendía la antigua provincia romana de Gallaecia en la diócesis de Hispania. Así, fue sede episcopal desde el Bajo Imperio y con suevos y visigodos, hasta que Alfonso II trasladó el obispado a Santiago de Compostela, entonces conocida como Compostela, con motivo del hallazgo del sepulcro de Santiago el Mayor, apóstol.
Cuando el nombre de Padrón se hizo más popular. el crecimiento se trasladó al centro urbano padronés e Iria se convirtió en un simple caserío. En la actualidad se tiende a recuperar su nombre de Iria Flavia y es el que se utiliza oficialmente en todos los documentos.
Según la tradición, en Iria Flavia predicó por primera vez el Apóstol Santiago durante su estancia en España.
Aquí trajeron su cuerpo y su cabeza poco tiempo después, sus discípulos Teodoro y Atanasio desde Jerusalén y en una barca de piedra. Se cuenta que amarraron la barca a un pedrón, y de ahí el topónimo actual de Padrón. Los dos discípulos (después de enterrar el cuerpo del apóstol) se quedaron a predicar en Iria Flavia. El “pedrón” se encuentra actualmente bajo el altar de la Iglesia de Santiago de Padrón, junto a las aguas del río Sar y en pleno centro urbano padrones, donde en tiempos remotos se situaba el famoso puerto fluvial de Padrón, ahora situado pocos kilómetros antes.
La Casa-Museo de Rosalía de Castro.
Padrón es un municipio de la provincia de La Coruña, en la comarca del Sar, Galicia , España.
Algo de Historia.
Hasta la llegada del ejército romano en el último cuarto de siglo antes de nuestra era, hacia el 26 a. C., apenas se tiene constancia de restos (2010), en el municipio de Padrón, que hayan dejado los nativos galaicos.
La llegada de los pobladores latinos es la primera prueba fehaciente de la existencia de unos habitantes en dichas tierras. Posiblemente, una de las razones que disuadió a las tribus galaicas en su asentamiento en el valle fuese la característica de ser una zona sumamente pantanosa, tal es así que la villa de Padrón está levantada literalmente en cieno.
Al margen de esta breve explicación orográfica, debemos destacar la fundación por esa misma época de Iria, más tarde Iria Flavia (dinastía de los Flavios 69 al 96 d. C.) en el alto imperio. Actualmente el pequeño pueblo de Iria Flavia se encuentra a un par de kilómetros en dirección noreste con respecto a Padrón.
Ciertamente la pesca y el comercio fueron las actividades de los primeros pobladores, y así lo demuestran los restos arqueológicos hallados en las sucesivas excavaciones realizadas (Eladio Oviedo Arce, Sánchez Cantón, Filgueira Valverde y García Alén) a lo largo del siglo XX en los alrededores de la villa, más concretamente en Iria Flavia, en el propio pueblo de Padrón y en las orillas del río Ulla en la zona de Porto de abaixo. En ellas se encontró cerámica sigillata, bronces, tegulas y pondus.
Padroneses Ilustres.
Padrón es una población bimilenaria. A lo largo de la historia los irienses forjaron su espíritu en la Ría de Arousa, más tarde Padrón se desarrolla como núcleo de pescadores, después los padroneses embarcan en las galeras de Gelmirez, en la Edad Media Padrón es puerto franco, y en el siglo XX los cesureños navegan en barcos mercantes y de pesca. Son acontecimientos que dejan huella en el espíritu y carácter de los padroneses, muchos de ellos hombres de la mar, de mirada directa y firme.
También el paisaje y el clima condicionan la forma de ser de las personas. El clima templado y el paisaje suave de espléndida vega modelan el espíritu de los padroneses, el paisaje acariciador abierto hacia el mar por el Ulla les confiere rasgos en el carácter, personalidad fiel a los valores y tradiciones, a la experiencia histórica, con rasgos de humor y de espíritu de poeta, de vida variada y de no dejarse llevar por el remolino de la vida.
En una galería de personajes naturales de la villa deben figurar muchos por derecho propio, de forma subjetiva se citan once nacidos entre el siglo XIV al XIX.
Otros personajes, aunque no nacidos aquí, deben ser citados por sus especiales relaciones y vivencias en la villa, entre ellos merece estar Rosalía de Castro. Por último deben figurar los nacidos en el siglo XX, unos con su historia ya escrita, otros más próximos a nosotros, los más representativos pueden ser Camilo José Cela y el periodista de la cadena COPE Pepe Domingo Castaño.
Cementerio de Adina.
Donde fue enterrada Rosalía de Castro, posteriormente sus restos fueron trasladados al panteón de gallegos ilustres en el Convento de Santo Domingo de Bonaval.
La Villa de Padrón concedió su nombre a la calle del Reloj, ahora calle Rosalía de Castro.
Convento de Santo Domingo de Bonaval.
El Convento de Santo Domingo de Bonaval está situado en el barrio de San Pedro de Santiago de Compostela. Se atribuye la fundación del convento a Santo Domingo de Guzmán, que peregrinó a Santiago de Compostela en 1219.
La mayoría de los edificios conservados fueron construidos en estilo barroco a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, bajo la dirección del arzobispo compostelano fray Antonio Monroy, mecenas de Domingo de Andrade.
Una triple escalera helicoidal y de gran audacia estructural fue construida también por Domingo de Andrade para comunicar el claustro del convento y las escaleras del edificio.
Fue cedido en 1976 por el ayuntamiento de Santiago de Compostela a la asociación que creó el Museo del Pueblo Gallego y en sí mismo constituye un objeto de visita.
Situación.
Se encuentra en la ciudad de Santiago de Compostela, extramuros en la ladera del monte de la Almáciga, cerca del lugar conocido como Puerta del Camino, una de las puertas históricas de la ciudad de Santiago.
Historia.
El convento fue fundado por Santo Domingo de Guzmán (que peregrinó a Santiago en el año 1219) a principios del siglo XIII.
El documento más antiguo en el que se cita el convento, con la primitiva advocación de Santa María, se remonta a 1228. Desde el siglo XV ya aparece con el título de Santo Domingo, y bajo el patrocinio de la casa de Altamira.
Con la exclaustración de las órdenes religiosas, el convento pasó al municipio de Santiago. En cumplimiento del Real Decreto de 1836, una comisión nombrada por la Diputación de La Coruña propuso el derribo de treinta edificios y destinó el convento de Santo Domingo “para cuarteles de los Regimientos de Compostela y Santiago, con la demolición de la iglesia.” Este dictamen no llegó a ejecutarse.
En 1841, por mediación del arzobispo Vélez, el municipio destinó el convento a hospicio, hacia 1945 el hospicio todavía ocupaba la parte norte y al sur, a la derecha de la iglesia, se encontraba un colegio de ciegos y sordomudos. Al suprimirse estas instituciones quedó por un tiempo desocupado hasta que el municipio decidió acondicionar y destinar una parte de las dependencias para Museo Municipal, que se inauguró en diciembre de 1963.
En 1977, a petición del Patronato del Museo del Pueblo Gallego, recientemente constituido, el municipio cedió el edificio para la creación del museo del mismo nombre.
Iglesia.
Panteón de gallegos ilustres.
La iglesia, construida en estilo gótico y renacentista, actualmente no se encuentra abierta al culto y alberga el Panteón de Gallegos Ilustres. Fue construida siguiendo los cánones del gótico dominico con naves luminosas y diáfanas, desplazando el punto de interés litúrgico desde el ábside hasta el púlpito situado en el crucero.
En este templo se enterraron las nobles familias de los Moscoso y los Castro, gracias a la autorización del Papa Inocencio IV, que dio a la orden de Santo Domingo permiso para enterrar seglares en sus conventos.
La iglesia del monasterio alberga en una capilla lateral el Panteón de Gallegos Ilustres, en donde descansan los restos de varias personalidades de la cultura gallega, como los escritores, Rosalía de Castro, Alfredo Brañas, Ramón Cabanillas, el intelectual y cartógrafo Domingo Fontán, el escultor Francisco Asorey,
La última persona enterrada en este mausoleo es el político, escritor y dibujante Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, que descansa ahí desde el año 1984.
COMENTARIO. Escribo el 8 de Agosto de 2018. Este hilo es recuperación de mi trabajo realizado en un foro desaparecido. Es muy importante este hilo, dedicado solamente a una mujer española, que cultivó el gallego, Rosalía de Castro. Hice dos recortes que quedan en este hilo y que nadie, que yo sepa, dijo haber reconocido.