OXIDACIÓN, CORROSIÓN, PÁTINA.
A excepción de metales como el oro que son relativamente inertes, los metales sufren corrosión al reaccionar con el ambiente. La corrosión es una oxidación aplicable a metales que tienden a perder sus electrones por efecto de causas diversas como la humedad y condiciones ambientales propicias para que se desencadene este fenómeno.
En numismática, esta reacción del metal, produce una pátina o película que recubre la superficie de la moneda. Generalmente se habla de la pátina como una película protectora y se habla de corrosión cuando la moneda se ve atacada.
Muchos metales son proclives a la formación de la pátina, especialmente el cobre/bronce, las monedas de cobre bien almacenadas en contenedores numismáticos pueden formar pátinas moradas. Si están expuestas al aire se tornan marrones, hasta llegar al negro. La plata también es muy reactiva y sus pátinas van desde dorados, a verdes, azules, hasta llegar al negro. El níquel es difícil que forme pátina. Y el zinc se oxida con facilidad con manchas blancas de aspecto polvoriento.
Existen metales o aleaciones especialmente vulnerables frente a la corrosión como el bronce o latón que pueden presentar lo que se conoce como enfermedad o cáncer del bronce. El cáncer se presenta en forma de manchas verdes pálidas polvorientas y la moneda de no ser curada/restaurada se verá reducida a polvo con el paso del tiempo. No hay que confundir ciertas pátinas estables de color verdoso en los cobres con el cáncer del bronce.
EFECTOS DEL AIRE.
El aire está lleno de contaminantes, uno de ellos, el sulfuro de hidrógeno reacciona con los metales produciendo su oxidación, es decir forma una película o pátina en la superficie de la moneda. Ciertamente muchos coleccionistas aprecian las pátinas de tonos dorados o azules en monedas de plata, pero si el proceso de oxidación sigue, la pátina se volverá muy gruesa y de color negro. Estas pátinas negras muchas veces son limpiadas y no siempre con buenos resultados.
El sulfuro de hidrógeno se va depositando en la superficie de la moneda y al principio forma una pátina dorada de poco grosor, a medida que se acumula más sulfuro de hidrógeno la pátina tendrá un tono azul y finalmente una gruesa pátina negra. Para prevenir el desgaste químico producido por el sulfuro de hidrógeno debemos de almacenar las monedas en contenedores que aíslen la moneda lo más posible del aire. El problema es que no se ha descubierto un contenedor 100% estanco y el aire siempre encuentra un camino para reaccionar con la moneda. Pero como regla, cuanto más estanco sea el contenedor, más protegida está la moneda de la oxidación.
EFECTOS DE LA HUMEDAD.
Una temperatura moderada y una baja humedad son buenas aliadas para conservar adecuadamente nuestras monedas. Las monedas sufren desgaste químico a partir del 35% de humedad del aire. La humedad puede llegar a producir corrosión y el cobre es más susceptible de sufrir corrosión que otros metales.
Podemos mantener un entorno seco, en el armario o cajón, donde estén las monedas mediante gel de sílice, que es un material cristalino que actúa como desecante. El gel de sílice absorbe humedad del micro-ambiente cuando este está húmedo y devuelve la humedad cuando el ambiente se vuelve excesivamente seco, por lo que regula y estabiliza la humedad.
Existen 2 tipos de gel de sílice, el normal y el reusable. El gel de sílice reusable viene con una tarjeta indicadora que muestra el color azul cuando el gel de sílice está activo, y que se vuelve rosa cuando este alcanza su punto de saturación. Cuando se satura, se puede reactivar calentándolo a 115º C durante 3 horas. El gel de sílice se vende en forma de láminas, perlas y cartuchos llenos de perlas. Existen buen número de marcas comerciales de gel de sílice.
Las huellas en las monedas.
Si alguna vez has puesto un dedo sobre una moneda recién acuñada, esa huella puede acabar en cuestión de meses convirtiéndose en una fea marca oscura, esto es debido a que los dedos tienen grasa y ácidos. Deberemos usar guantes de algodón o látex como medida de prevención para manejar especialmente las monedas que conserven el lustre de ceca.
Si vemos que hemos puesto los dedos, la limpiaremos con un algodón impregnado con alcohol antes de que aparezca la marca y tener que usar otro tipo de limpieza más drástica, como por ejemplo frotar con una goma de borrar de nata, siendo importante eliminar bien con alcohol los restos de goma. Usemos guantes o no, siempre asir la moneda por los cantos para evitar en todo lo posible la fricción y desgaste de la pieza.
Álbumes de monedas.
Estos álbumes muchas veces no son seguros, pues las monedas se alojan en compartimentos de plástico que contienen PVC. Muchas veces a las monedas les sale una película verde y pegajosa que de no limpiarse puede corroer la moneda. Para limpiar restos de PVC basta un algodón con alcohol de farmacia. También se recomienda acetona, pudiendo dejar esta un brillo más oscuro a la moneda.
Los cartones.
Estos contenedores son de cartón y generalmente tienen una ventana de Mylar. El Mylar es el que entra en contacto con la moneda, no el cartón que puede oxidar el metal. Es importante grapar bien el cartón para evitar al máximo el contacto del aire con la moneda. Los cartones tienen un bajo coste y existen infinidad de álbumes para presentar con facilidad nuestra colección. A pesar de que las hojas de los álbumes sean de PVC, el PVC debe estar en contacto con la moneda para dañarla. Además el cartón puede ser usado para anotar información y catalogar la pieza. También existen cartones auto-adhesivos, sin necesidad de usar grapas y que ofrecen una mayor protección, como los de la marca Hartberger (HB) con la ventana de
polipropileno. Tanto el Mylar como el polipropileno son seguros para las monedas. Hay que pasar las hojas de los álbumes para cartones con cuidado, sino las monedas pueden golpearse entre sí y sufrir marcas, sobre todo con monedas pesadas. Quitar las grapas antes de sacar la moneda del cartón, sino la podemos rayar y depreciar.
No todos los cartones están hechos de materiales seguros. Algunos cartones se pegan a las hojas del álbum y dejan las monedas pegajosas y con una película verde de PVC que habrá que limpiar con alcohol o acetona. Después de la limpieza cambiar a un cartón seguro.
Las cápsulas.
Las cápsulas son más seguras al ser más estancas que los cartoncillos, ofreciendo una mejor protección ante el desgaste químico, como la perdida de lustre o la aparición de pátinas. Las cápsulas tienen un mayor coste que los cartones, además se suelen presentar en bandejas que aumentan considerablemente el coste y su manejabilidad. Las cápsulas están hechas de materiales seguros como Plexiglas.
Limpiar monedas.
Una de las inquietudes del coleccionista novato es tener en su colección monedas que brillen y que tengan un aspecto nuevo, importando más el brillo que el desgaste de los detalles de las improntas de la moneda. Las monedas envejecen y con el tiempo en su superficie se forma una película protectora por la oxidación del metal, que de ser bonita tiene un gran valor numismático. Algunas monedas de plata forman una pátina de color dorada o azul, o incluso iridiscente (arcoíris) que será apreciada por muchos numismáticos.
Muchos coleccionistas sólo compran monedas cuyo aspecto les confíe que no hayan sido limpiadas con anterioridad. Los buenos coleccionistas aprecian más la apariencia original de una moneda que el brillo artificial logrado al limpiar la moneda con un producto químico. Los productos químicos contienen ácidos que hacen que se pierdan las primeras capas de metal, reemplazando el lustre o pátina original de la moneda por un brillo no genuino que hace que pierda valor numismático. Además en monedas de cobre o latón, estas rápidamente volverán a oscurecerse tomando un color desigual, artificial y horrible en muchas ocasiones. Limpiar monedas es parecido a restaurar obras de arte, y sólo profesionales conocen las mejores técnicas a aplicar en cada caso.
Razones por las que no se recomienda limpiar las monedas.
1. Generalmente la moneda pierde valor, si nos damos cuenta que ha sido limpiada, al notar una lustre artificial.
2. A veces por tratar de limpiar una moneda con un producto ácido se le causa un daño irreparable, desgastando la moneda al remover capas de metal, y es por eso que es preferible no intentar limpiarla.
3. Una pátina no es mala, sino que además es una protección natural para la moneda. Una buena pátina no debe ser eliminada. Si se quita, la superficie brillante recién expuesta se oxidará otra vez, causando una pérdida leve del metal de la moneda y entraremos en un círculo vicioso.
4. También es común que se raye al frotarla con un trapo tanto al limpiar como al secar la moneda.
5. Nunca limpiar monedas calidad Proof ya que sus campos están muy pulidos y es muy fácil dejar pequeños arañazos (hairlines).
6. No existe producto que devuelva la lustre original de ceca a nuestras monedas.
Abrasivos químicos.
Mediante un producto químico con algún tipo de ácido en su formulación eliminamos la pátina mediante una reacción química. El principal problema es que cada vez que sumergimos durante unos pocos segundos la moneda en el producto químico se remueve una fina capa de metal y si hiciésemos varias inmersiones de la moneda al final la moneda quedaría desgastada y totalmente deslustrada.
Además generalmente producen un brillo antinatural y el producto químico tendría resultados diferentes para cada metal. Además estos limpiadores con ácidos hacen que después de la limpieza se active el metal, formándose rápidamente nueva pátina, que en las monedas de cobre será muy desigual y en las monedas de plata muy uniforme, lo cual es contrario al proceso de oxidación o pátina de estos dos metales. Después de sumergir la moneda en el limpiador, debemos de neutralizar el producto químico, aclarando la moneda con agua destilada mediante un algodón, nunca usar agua del grifo que contiene minerales y que pueden causar oxidación, después secar la moneda.
Para la plata de con una ley superior a 925 milésimas también se puede emplear amoníaco. Basta sumergir la moneda en un recipiente de cristal con agua destilada y unas gotas de amoníaco y esperar a que se elimine la oxidación, pudiendo tomar el agua un color azulado. Es conveniente que el cuarto esté convenientemente ventilado. Después de la limpieza neutralizar con agua destilada.
Si se está dispuesto a usar un producto comercial, la mejor apuesta es usar productos específicos para monedas vendidos como tales, en lugar de productos limpiadores genéricos para metales.
Abrasivos físicos.
El bicarbonato sódico se puede emplear en monedas de plata, creamos una pasta húmeda con bicarbonato y agua, y frotamos la moneda con nuestras manos. Después aclaramos la moneda en agua destilada y secamos la pieza. El principal problema es que a las monedas Proof y onzas de plata de gran pureza les salen rayitas. El bicarbonato elimina la pátina físicamente y no debido a una reacción química. También es fácil de detectar que la moneda ha sido limpiada.
Sin efectos abrasivos.
La buena, la que no elimina ningún átomo de la moneda, conservando la pátina que son los átomos oxidados de la moneda. Para eliminar la suciedad, grasa o mugre adherida, se recomienda sumergir la moneda en agua destilada y templada con jabón durante horas o días. También se puede hacer una limpieza rápida con agua destilada y jabón y frotando la moneda con las manos. Un tipo de jabón recomendado son los lavavajillas líquidos. Cualquier recipiente es bueno para alojar el agua mezclada con jabón mientras este no sea metálico. Después aclarar y secar la moneda.
Los restos de PVC que producen una fina película verde en la moneda deben ser eliminados lo antes posible con alcohol de farmacia mediante un algodón. También se emplea acetona, pero yo no lo recomiendo ya que oscurece el brillo de la moneda. La acetona es muy inflamable, y se recomienda ventilar la habitación. Otros usos de este disolvente son eliminar de la moneda, grasas, residuos con cinta de celo o pegamento.
Las monedas oro, al ser relativamente inertes, casi no sufren oxidación, aunque algunas se tornan anaranjadas, para limpiarlas probar primero con alcohol, o un baño templado de agua destilada con jabón. Nunca usar productos limpiadores con el oro.
Para monedas de cobre o bronce también se recomienda el aceite de oliva para eliminar suciedad u otras sustancias adheridas a la moneda. Se puede sumergir una moneda de cobre en aceite de oliva durante meses en un recipiente cerrado, cambiando el aceite cada mes. De nuevo se recomienda no usar productos químicos con ácidos con monedas de cobre ya que después de la limpieza volverá rápidamente coger una pátina artificial y muy desigual.
Toallitas para bebé.
Las toallitas húmedas impregnadas con loción son cada vez más habituales en la limpieza de los bebés, como sustitutivas del agua y el jabón a la hora de cambiar el pañal, de limpiarle la cara tras la comida o para asear sus manos. Sin embargo, su uso ha trascendido del puramente infantil para convertirse en una opción válida para la cotidianeidad de los adultos, que las utilizan, por ejemplo, en la guantera del coche a modo de útil de limpieza de manos y cara.
Están compuestas por un soporte (la toallita en sí) y la loción que lo impregna. Para elaborar ese paño todas las muestras analizadas utilizan un material del tipo “tejido no tejido”, que se obtiene de la compactación de fibras mediante diferentes sistemas (agua, calor…) sin necesidad de cosido.
Seis toallitas son del tipo hidroligadura o spunlace, que se obtiene del enmarañamiento hidráulico de una fibra viscosa y otra sintética. Este trenzado se consigue mediante un chorro de agua filtrada y desmineralizada a alta presión, con velocidades que alcanzan los 360 kilómetros por hora. Las toallitas Huggies son las únicas que no utilizan la hidroligadura, sino que forman el tejido uniendo con calor fibras sintéticas y de celulosa en lo que se conoce como airlaid. Este tejido es menos suave que la hidroligadura utilizada en las otras seis muestras.
Estos dos sistemas de elaboración del tejido permiten que en ninguna de las toallitas sean necesarias sustancias químicas que actúen como agentes de liga para la unión de las fibras, lo que redunda en un producto de mejor calidad.
PH adecuado.
Una piel sana, de bebé o de adulto, tiene un pH de 5,5 (esto es, ligeramente ácido), por lo que la loción que impregna estas toallitas será mejor cuanto más se acerque a este valor. En un adulto este dato es importante, pero cuando se habla de un producto que se aplica directamente sobre la piel de un bebé cuyo sistema inmunológico no está totalmente desarrollado, el pH se vuelve fundamental, ya que un valor demasiado básico o ácido podría ocasionar la aparición de intolerancias cutáneas. Las siete muestras demostraron valores de pH semejantes y correctos: entre 5,2 y 5,7.
Por otra parte, el extracto seco no es en sí mismo un parámetro de calidad, pero indica cuánto hay de materias orgánicas y minerales en la loción y cuánto es simplemente agua. Klorane (6,6%) y Johnson’s (6,4%) fueron las toallitas que más extracto seco contenían, y Tragoncete (0,5%) las que menos.
A tenor de los resultados de los diferentes tests realizados, se puede asegurar que estas siete toallitas para bebés son productos sanos y seguros y que han obtenido resultados similares y satisfactorios en el conjunto de parámetros analizados, excepto en la prueba de uso en la que sí hubo diferencias significativas.
CONSUMER sometió a las siete muestras a una prueba de uso por parte de ochenta consumidores habituales que los usaron sobre ochenta niños, la mitad niños y la mitad niñas. Cada tipo de toallitas fue probado, al menos, por treinta usuarios. En la valoración global Dodot Dermoactive (7,7 puntos sobre 9) y Mustela (7,6 puntos sobre 9) obtuvieron las puntuaciones más altas, seguidos por Johnson’s con 7,2 puntos. La nota más baja, aunque satisfactoria, correspondió a Klorane, (6,2 puntos) seguido de Huggies (6,5 puntos). Tragoncete (6,7 puntos) y Nenuco (6,6 puntos) alcanzaron valoraciones medias.
En el análisis bacteriológico al que se sometieron las siete muestras, que estudió el estado higiénico-sanitario de las toallitas, no se detectaron las bacterias más susceptibles de aparecer en estos productos: mesófilos, levaduras y mohos.
Una toallita de color blanco aporta sensación de pureza y limpieza y es un elemento que los consumidores valoran muy positivamente. El test de fluorescencia demostró que no utilizan blanqueantes (como el azurante óptico) o fibras recicladas, pero en todas las muestras el nivel de blancura fue muy satisfactorio.
La cantidad de líquido de las toallitas se conoce mediante su tasa de impregnación. Mustela, con este valor más elevado (297%) ofreció la mayor cantidad de loción en cada toallita. En segundo y tercer lugar se situaron Huggies y Dodot, con una tasa de impregnación del 287% y 283% respectivamente. La cantidad más escasa de líquido por toallita la ofreció Johnson’s, con la menor tasa de impregnación (249%), seguida de Klorane (258%). Tragoncete (277%) y Nenuco (278%) se situaron en proporciones intermedias.
Una de las pruebas de ensayo más importantes para estos productos es la evaluación del potencial irritante de las lociones que impregnan cada toallita. Para medirlo, se realiza el test HET CAM, que indica el grado de irritación que causa cada muestra en contacto con los ojos (la tolerancia ocular), y no necesita hacer pruebas sobre animales. Este test se realiza sobre una membrana de huevo de gallina, previamente incubada durante 10 días. Esta membrana tiene la particularidad de ser vascularizada (tiene riego sanguíneo) y sus características son similares a las del ojo humano. Se aplica la loción sobre la membrana y se deja actuar durante 20 segundos, para, posteriormente, lavarla y observar durante 5 minutos la eventual aparición de fenómenos de irritación (hemorragias, hiperemias, coagulación, etc.).
Esta prueba se realizó sobre cuatro huevos por cada modelo de toallita a estudiar, para evitar desviaciones coyunturales. En las toallitas para bebé analizadas, todas son bien toleradas, excepto Huggies que sólo alcanza el aceptable.
Klorane bebé.
Nueva fórmula SIN PARABENOS, SIN CONSERVANTES, SIN COLORANTES. KLORANE bebé innova con la elección de un tensioactivo que asegura una conservación natural de la fórmula, garantizando así una muy alta tolerancia para la piel frágil de los bebés. Rico en extracto de Caléndula KLORANE, calmante y suavizante, el Gel suave espumoso para cuerpo y cabello KLORANE bebé es sumamente suave para la piel frágil y el cabello delicado de su bebé. Constituye lo esencial de la higiene diaria de los bebés y de los niños pequeños. Limpia suavemente, respeta la película hidrolipídica (pH neutro y sin jabón), deja la piel delicadamente perfumada, muy alta tolerancia ocular, hipoalergénico, sin jabón, probado bajo control pediátrico, utilizado en maternidades.
¿Qué moneda limpiamos?
El Reichsmark, en alemán, “Marco Imperial” fue la moneda oficial utilizada en Alemania desde 1924 hasta el 20 de junio de 1948.
Fue reemplazada por el marco alemán (Deutsche Mark) en la República Federal de Alemania y por el marco de la RDA (Mark der DDR) en la República Democrática Alemana. El Reichsmark fue introducido en 1924 para sustituir al Papiermark debido a la hiperinflación existente, que había alcanzado su cota máxima el año anterior. El cambio entre el antiguo Papiermark y el Reichsmark fue de 1.000.000.000.000 a 1. Con el fin de estabilizar la economía y suavizar la transición entre una moneda y otra, el Papiermark no fue sustituido directamente por el Reichsmark, sino por el Rentenmark, una especie de moneda interina acuñada por el Deutsche Rentenbank.
Bueno, una muy breve explicación para que sepamos qué moneda es la que estamos limpiando.
La primera es de níquel y la segunda es de plata. Normalmente, el níquel y la plata llevan aleación de cobre, lo normal es 0,25 milésimas, algo debe de haber por ahí escrito sobre esto.
Lo que era lógico es que la numismática te vendiera un líquido que no dañara la pátina original de esas monedas, por norma general la plata nunca pierde la pátina y a ti en parte de esas monedas ha renacido una pátina dulce, sí, esa que presenta una tonalidad dorada, amarillenta que hace de las monedas una preciosidad, todo ese proceso es natural, mira coge dos monedas de las que aún no tienen el tono dorado, una la pones en una cápsula y la otra la dejas al aire, ya verás lo que ocurre, pero tranquilo, que es un proceso natural de la plata.
El níquel requiere otra limpieza más natural, ya lo expliqué más arriba, agua y lavavajillas y dejar sumergidas las monedas (níquel) varios días, después frotar dentro del líquido con los dedos y por último secar con paño sin restregar.
Como es lógico porqué considero que entre vosotros hay experiencia, diré que la primera imágen, corresponde a moneda con aleación en níquel y la segunda imágen corresponde a una moneda con aleación en plata de 900 milésimas.
Han sido limpiadas y parece que el baño les ha sentado perfecto..
Existen otras técnicas, pero ya las pondré en cuanto pueda, aún más sencillo, la plata queda maravillosa y pienso que será un buen aporte.
Si la moneda tiene una pátina dorada simplemente, es mejor dejarla así, son muy bonitas las monedas con pátina dorada.
Según tradiciones antiguas la, monedas de plata no había que limpiarlas, pero como estoy totalmente en desacuerdo, lo manifiesto arriba.
Corrosión por erosión.
La corrosión por erosión es el efecto producido cuando el movimiento de un agente corrosivo sobre una superficie de metal acelera sus efectos destructivos a causa del desgaste mecánico.
La importancia relativa del desgaste mecánico y de la corrosión es a menudo difícil de determinar, y varía considerablemente de una situación a otra. El papel de la erosión se atribuye generalmente a la eliminación de películas superficiales protectoras: por ejemplo, las películas protectoras formadas por el óxido generado por el aire. Un metal oxidado ralentiza su deterioro porque la superficie ya oxidada dificulta que el interior continúe oxidándose. Si por ejemplo el polvo o la arena, impulsadas por el viento, eliminan esa capa exterior de óxido, el metal continuará deteriorándose al haber perdido su protección.
La corrosión por erosión tiene generalmente el aspecto de pequeños hoyos lisos. El ataque puede también exhibir un patrón direccional relacionado con la trayectoria tomada por el corroyente, al igual que por movimientos sobre la superficie del metal. La corrosión por erosión prospera en condiciones de alta velocidad, turbulencia, choque, etc. De manera frecuente, aparece en bombas, mezcladores y tuberías, particularmente en curvas y codos. Las partículas en suspensión duras son también frecuentes causantes de problemas. Estos se evitan mediante cambios en el diseño, o seleccionando un material más resistente. Este material, además de ser más duro, generalmente debe presentar una resistencia a la corrosión superior incluso en condiciones estancadas o sin movimiento de fluidos.
Oxidación.
En la industria, los procesos redox también son muy importantes, tanto por su uso productivo (por ejemplo la reducción de minerales para la obtención del aluminio o del hierro) como por su prevención (por ejemplo en la corrosión).
La reacción inversa de la reacción redox (que produce energía) es la electrólisis, en la cual se aporta energía para disociar elementos de sus moléculas.
Consecuencias.
En los metales una consecuencia muy importante de la oxidación es la corrosión, fenómeno de impacto económico muy negativo, dado que los materiales adquieren o modifican sus propiedades según a los agentes que estén expuestos, y como actúen sobre ellos.
La corrosión es una reacción química (oxidorreducción) en la que intervienen tres factores: la pieza manufacturada, el ambiente y el agua, o por medio de una reacción electroquímica.
Los factores más conocidos son las alteraciones químicas de los metales a causa del aire, como la herrumbre del hierro y el acero o la formación de pátina verde en el cobre y sus aleaciones (bronce, latón).
Definiciones básicas.
Lo que provoca la corrosión es un flujo eléctrico masivo generado por las diferencias químicas entre las piezas implicadas. La corrosión es un fenómeno electroquímico. Una corriente de electrones se establece cuando existe una diferencia de potenciales entre un punto y otro. Cuando desde una especie química se ceden y migran electrones hacia otra especie, se dice que la especie que los emite se comporta como un ánodo y se verifica la oxidación, y aquella que los recibe se comporta como un cátodo y en ella se verifica la reducción.
Para que esto ocurra entre las especies, debe existir un diferencial electroquímico. Si separamos una especie y a su semireacción, se le denominará semipar electroquímico, si juntamos ambos semipares, se formará un par electroquímico. Cada semipar está asociado a un potencial de reducción (antiguamente se manejaba el concepto de potencial de oxidación). Aquel metal o especie química que exhiba un potencial de reducción más positivo procederá como una reducción y, viceversa, aquél que exhiba un potencial de reducción más negativo procederá como una oxidación.
Para que haya corrosión electroquímica, además del ánodo y el cátodo, debe haber un electrólito (por esta razón, también se suele llamar corrosión húmeda, aunque el electrólito también puede ser sólido). La transmisión de cargas eléctricas es por electrones del ánodo al cátodo (por medio del metal) y por iones en el electrólito.
Este par de metales constituye la llamada pila galvánica, en donde la especie que se oxida (ánodo) cede sus electrones y la especie que se reduce (cátodo) acepta electrones. Al formarse la pila galvánica, el cátodo se polariza negativamente, mientras el ánodo se polariza positivamente.
En un medio acuoso, la oxidación del medio se verifica mediante un electrodo especial, llamado electrodo ORP, que mide en milivoltios la conductancia del medio. La corrosión metálica química es por ataque directo del medio agresivo al metal, oxidándolo, y el intercambio de electrones se produce sin necesidad de la formación del par galvánico.
La manera de corrosión de los metales es un fenómeno natural que ocurre debido a la inestabilidad termodinámica de la mayoría de los metales. En efecto, salvo raras excepciones (el oro, el hierro de origen meteorítico), los metales están presentes en la Tierra en forma de óxidos, en los minerales (como la bauxita si es aluminio o la hematita si es hierro). Desde la prehistoria, toda la metalurgia ha consistido en reducir los óxidos en bajos hornos, luego en altos hornos, para fabricar el metal. La corrosión, de hecho, es el regreso del metal a su estado natural, el óxido.
A menudo se habla del acero inoxidable.
Este tipo de acero contiene elementos de aleación (cromo) en 11% como mínimo lo cual le permite ser inoxidable al estar expuesto al oxígeno, además de ser un estabilizador de la ferrita.
el cromo hace que se contraiga la región de la austenita y en su lugar la región de la ferrita disminuye su tamaño.
Existen múltiples variedades de aceros llamados “inoxidables”, que llevan nombres como “304”, “304L”, “316N”, etc., correspondientes a distintas composiciones y tratamientos. Cada acero corresponde a ciertos tipos de ambiente; Acero inoxidable ferrítico, martensítico, austeníticos, endurecidos por precipitación (PH) y dúplex.
Lo fijo y se pone en cabeza, es más fácil verlo cuando tiene el indicativo rojo de estar fijado.
¡Qué hilo!, ni me acordaba, es muy bueno. Tengo una moneda ya más de un año en una solución de lavavajillas a mano y la voy viendo mucho mejor.
El uso normal de la fibra de vidrio incluye aislamiento acústico, aislamiento térmico y aislamiento eléctrico en recubrimientos, como refuerzo a diversos materiales, palos de tiendas de campaña, absorción de sonido, telas resistentes al calor y la corrosión, telas de alta resistencia, pértigas para salto con garrocha, arcos y ballestas, tragaluces translúcidos, partes de carrocería de automóviles, palos de hockey, tablas de surf, cascos de embarcaciones, y rellenos estructurales ligeros de panal (técnica de armado con honeycomb). Se ha usado para propósitos médicos en férulas.
Pero, no tenía ni la menor idea de que pudiera limpiar metales.