San Pablo, apóstol (Festividad 29 de Junio)
La solemnidad conjunta de San Pedro y Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos
La fecha bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias.
En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad.
En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno movimiento ecuménico Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint del 25 de mayo de 1995.
Sello de 1963, reproducido de un lienzo del pintor El Greco.
Pablo de Tarso.
Originalmente Saulo Pablo, también llamado San Pablo y San Pablo de Tarso, nacido entre los años 5 y 10 d. C., en Tarso, actual Turquía centro meridional y muerto probablemente entre los años 58 y 67 en Roma, es conocido como el Apóstol de los gentiles, el Apóstol de las naciones, o simplemente el Apóstol, y constituye una de las personalidades señeras del judaísmo del siglo I d.C. y del cristianismo primitivo.
De sus epístolas auténticas surge que Pablo de Tarso reunió en su personalidad sus raíces judías, la gran influencia que sobre él tuvo la cultura helénica, y su reconocida interacción con el Imperio romano cuya ciudadanía.
Pablo no cambió su nombre al abrazar la fe en Jesucristo como mesías de Israel y Salvador de los gentiles ya que, como todo romano de la época, tenía una característica familiar.
Su conocimiento de la cultura helénica, hablaba fluidamente tanto el griego como el arameo le permitió predicar el Evangelio con ejemplos y comparaciones comunes de esta cultura por lo que su mensaje cosechó un pronto éxito en territorio griego. Pero esta característica también dificultó por momentos la exacta comprensión de sus palabras, ya que Pablo recurrió en ocasiones a nociones helenísticas alejadas del judaísmo mientras que otras veces habló como un judío estricto y observante de la Ley.1Corintios 9:19-21.
Sin haber pertenecido al círculo inicial de los Doce apóstoles, y recorriendo caminos jalonados de incomprensiones y adversidades, 2Corintios 11:23-29, Pablo se constituyó en el motor de construcción y expansión del cristianismo en el Imperio romano, merced a su talento, a su convicción y a su carácter indiscutiblemente misionero. Su pensamiento conformó el llamado cristianismo paulino, una de las cuatro corrientes básicas del cristianismo primitivo que terminaron por integrar el canon bíblico.
De las llamadas Epístolas paulinas, la Epístola a los romanos, la Primera y la Segunda epístola a los corintios, la Epístola a los gálatas, la Epístola a los filipenses, la Primera epístola a los tesalonicenses, probablemente la más antigua y la Epístola a Filemón tienen en Pablo de Tarso su autor prácticamente indiscutido.
Ellas son, junto con el libro de los Hechos de los Apóstoles, las fuentes primarias independientes cuyo exhaustivo estudio científico literario permitió fijar algunas fechas de su vida, establecer una cronología relativamente precisa de su actividad, y una semblanza bastante acabada de su apasionada personalidad.
Sus escritos, de los que nos han llegado copias tan antiguas como el papiro 46 datado de los años 175-225, fueron aceptados unánimemente por todas las Iglesias cristianas. Su figura, asociada con la cumbre de la mística experimental cristiana, resultó inspiradora en artes tan diversas como la arquitectura, la escultura, la pintura, la literatura, y la cinematografía y es para el cristianismo, ya desde sus primeros tiempos, una fuente ineludible de doctrina y de espiritualidad.
Arresto y muerte de Pablo.
La última etapa de la vida de Pablo, que abarca desde su apresamiento en Jerusalén hasta su presencia en Roma, tiene como fuente fundamental el relato de Hechos de los Apóstoles 21:27–28:31, aunque el autor de Hechos no trata el deceso del Apóstol.
Santiago aconsejó a Pablo que su comportamiento durante su estancia en Jerusalén fuera el de un judío piadoso y practicante, Hechos 21:17-25 y Pablo aceptó, todo lo cual se considera digno de crédito. Cuando el período ritual de setenta días estaba por cumplirse, algunos judíos procedentes de la provincia de Asia vieron a Pablo en los recintos del Templo y le acusaron de patrocinar una violación de la Ley y de haber profanado la santidad del Templo introduciendo en él a unos griegos.
Intentaron matarlo en una revuelta, de la que fue sustraído mediante el arresto por parte del tribuno de la cohorte romana con asiento en la Fortaleza Antonia. Conducido ante el Sanedrín, Pablo se defendió y terminó por suscitar una disputa entre los fariseos y los saduceos, ya que éstos últimos no creían en la resurrección mientras que los fariseos sí, Hechos 23:6-10.
Seguidamente, los judíos se habrían confabulado para matar a Pablo pero el tribuno lo envió al procurador de la provincia de Judea, Marco Antonio Félix, que residía en Cesárea Marítima, Hechos 23:23-33, ante quien volvió a defenderse.
El procurador postergó el juicio y dejó a Pablo en prisión durante dos años, Hechos 24:22-27.
Del azaroso viaje de Pablo a Roma en calidad de prisionero, Hechos 27:1-28:16 se puede obtener algunos datos fidedignos, que incluyen la prolongada duración de la travesía, el acompañamiento de que fue objeto, y una detención obligada en la isla de Malta, que pudo extenderse durante tres meses.
Sello emitido por Malta en 1921.
El libro de los Hechos de los Apóstoles otorgó a la llegada de Pablo a Roma una importancia adicional al mero carácter histórico, para él significaba el cumplimiento de lo que consideraba ya previsto por Jesús en el comienzo del mismo libro respecto de que el Evangelio sería llevado a todas las naciones, Hechos 1:8.
La cautividad de Pablo en Roma, considerada un hecho fidedigno, habría tenido una duración de dos años, tiempo en que el Apóstol no vivió encarcelado sino en custodia lo que, sin embargo, acotó sus libertades.
Sello emitido por el Vaticano en 1961. Llegada de Pablo a Roma.
Una de las cuestiones sobre la que no existe una definición clara es si, luego de esa custodia domiciliaria de Pablo en Roma, se produjo su liberación seguida de algún otro viaje, por ejemplo, si llevó adelante su proyecto de viajar a España, antes de ser muerto en la misma Roma.
En el presente se tiende a desconsiderar estas noticias como carentes de suficiente sustento. Resulta razonable pensar que el autor que finalizó la escritura de los Hechos de los Apóstoles hacia el año 80 conocía el final de Pablo. Si Pablo hubiese sido liberado anteriormente de su prisión, esto habría sido señalado en el libro, lo que no sucede.
En cambio, tanto la tradición eclesiástica como los análisis historiográficos y exegéticos coinciden en señalar que la muerte de Pablo acaeció en Roma bajo el gobierno de Nerón, y que tuvo un carácter violento.
Ya Ignacio de Antioquía señaló el martirio de Pablo en su Carta a los efesios XII, escrita probablemente en la primera década del siglo II.
Respecto de la fecha, existe una tradición de su muerte en la misma época que Pedro, año 64 o un poco más tarde, 67. Con todo, el mandato de Nerón se extendió entre los años 54 y 68, y la mayoría de los autores modernos tienden a señalar que la muerte del Apóstol se produjo antes de lo apuntado por Eusebio de Cesárea, más precisamente en el año 58, o a lo sumo a principios de la década de 60.
Tarjeta emitida por España con el sello de 1963. Imagen gemela al lienzo original.
Sello emitido por el Vaticano en 2008 con motivo del Año Paulino, que conmemora la conversión de San Pablo.