San Juan Bautista (Festividad 24 de Junio)
En el Cristianismo.
Juan el Bautista. Sello de España de 1963.
Hijo del sacerdote Zacarías y de su esposa Isabel, es considerado el precursor de Jesucristo.
Según Lucas, Juan comenzó a predicar y a bautizar en el desierto, el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba Judea, cuando Herodes era tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, en tiempo de los sumos sacerdotes Anás y Caifás.
Tiberio sucedió a Augusto el 19 de agosto del año 767 (año 13 d. C.) de la fundación de Roma. Lucas pudo contabilizar los años siguiendo el calendario sirio, que inicia el año 1 de octubre, o bien el calendario romano, que comienza en marzo, por lo cual no sabemos si tuvo en cuenta el primer año de la sucesión. Así, la fecha aproximada del inicio de la actividad del Bautista estaría en torno al año 28 de nuestra era.
Juan Bautista se definió a sí mismo como la voz que clama en el desierto, rectificad los caminos del Señor (Juan 1:23), con lo cual cumplía expresamente una profecía de Isaías (Mateo 3:1-4, Lucas 3:4-6, Isaías 40:3-5). Marcos 1:1-4 une a ésta el cumplimiento de otra profecía, de Malaquías 3:1.
Esta misma misión general, cumplir unidas ambas profecías, vista como una, fue definida en general por los esenios para ellos mismos, según la Regla de la Comunidad encontrada entre los Manuscritos del Mar Muerto y datada entre los años 100 y 75 a. C. También la liturgia bautismal esenia pudo haber servido de inspiración a Juan.
La diferencia entre el ministerio general de los esenios y el de Juan estriba en que aquellos enfatizaban en el estudio de la Ley, y en general de las Escrituras, y Juan en la predicación y bautismo para la conversión del pueblo.
Según los Evangelios, bautizó también a Jesús en el río Jordán y lo reconoció como Mesías (Juan 1:25-34, Mateo 3:13-17).
Ese momento supuso el inicio de la actividad mesiánica de Jesús. Algunos autores señalan que sería más bien el arresto de Juan por parte de Herodes Antipas el comienzo de la vida pública de Jesús.
Poco después, antes de la muerte de Jesús hacia el 30, fue encarcelado y decapitado por orden de Herodes Antipas en la fortaleza de Maqueronte. Este dato es mencionado tanto por Flavio Josefo, como por los Evangelios de Marcos 6:16-29 y Mateo 14:3-12.
Juan dudó de Jesucristo a pesar de haberlo reconocido como el Cordero de Dios, pero estando en la cárcel envió mensajeros para asegurarse de que Jesús era realmente el Mesías esperado, Mateo 11:2-4. Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, para preguntarle ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? Respondiendo Jesús, les dijo Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis.
Juan el Bautista es considerado por Jesús como el más grande entre los hombres, aunque el más chico en el reino de los cielos es mayor que él. De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.
La Iglesia católica celebra su fiesta principal el 24 de junio, seis meses antes de Navidad, ya que el Evangelio cuenta que su madre Isabel estaba de seis meses cuando el ángel anunció a la prima de ésta, María, que sería madre del Mesías. El 29 de agosto se conmemora su decapitación.
San Juan Bautista es uno de los santos más celebrados de Europa, siendo patrón de Florencia, Badajoz, Chiclana de la Frontera, Albacete, Telde y Arucas en Gran Canaria y Puerto Rico, además de serlo de los monjes Cartujos y de la Orden de Malta.
La noche del 23 de junio, víspera del día de su fiesta, se realizan las famosas hogueras de san Juan, entre las que destacan las de Alicante, declarada de Interés Turístico Internacional, y las de La Coruña, declarada ésta de Interés Turístico Nacional.
Según Lucas, Isabel y Zacarías circuncidaron a su hijo a los ocho días siguiendo el precepto que Dios mandara a Abrahán. Los sacerdotes católicos practicarían el rito del bautismo siguiendo el prototipo de Juan el Bautista, aunque sin aplicar la circuncisión. También, según Mateo (3:6), las gentes confesaban a Juan sus pecados y Juan las bautizaba mientras en el rito católico el bautismo y la confesión son independientes.
Nacimiento de San Juan Bautista según el Evangelio de Lucas.
Según el Evangelio de Lucas, Juan el Bautista nació siendo su madre Isabel estéril y de edad avanzada. San Lucas describe que, mientras Zacarías hacía una ofrenda, el arcángel Gabriel se le apareció para anunciarle el hecho.
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos eran de edad avanzada.
Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso. Entonces se le apareció el ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el ángel le dijo, No temas, Zacarías, tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida alcohólica, estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios.
Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto.
Pero Zacarías dijo al ángel, ¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada. El ángel le respondió, Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo. Evangelio de Lucas 1: 5-20.
Y Zacarías permaneció mudo hasta el día de la circuncisión de Juan (Evangelio de Lucas 1:64).
La danza de los siete velos, argumento.
Una gran terraza en el Palacio de Herodes, por encima de una sala de banquetes. Algunos soldados se asoman a la balconada. A la derecha hay una gran escalera, a la izquierda, en el fondo, una vieja cisterna rodeada por un muro de bronce verdoso. La luna luce muy brillantemente.
Transcurre en una noche de luna llena en el palacio de emperador, durante el reinado de Herodes Antipas y narra la historia de Salomé y Juan el Bautista.
Narraboth mira desde una terraza en el palacio de Herodes a una sala de banquetes a la bella princesa Salomé, está enamorado de ella, y la tiene divinizada, para gran temor y disgusto del paje de Herodías. Se oye la voz del profeta desde su prisión en la cisterna del palacio, Herodes lo teme y ha ordenado que nadie contacte con él, incluyendo al Sumo Sacerdote de Jerusalén.
Hastiada de la fiesta que se celebra en palacio y sus invitados, la joven princesa de Judea, Salomé, huye de la terraza. Cuando oye a Juan maldiciendo a su madre (Herodías), se suscita la curiosidad de Salomé. Pide ver al extraño prisionero que alojado en la cisterna proclama la llegada del Mesías. Los guardas del palacio no le obedecen sus petulantes órdenes, así que ella bromeando, consigue de Narraboth que le traiga a Juan ante ella.
A pesar de las órdenes que ha recibido de Herodes, Narraboth finalmente cede ante las promesas de ella de sonreírlo.
Juan sale de la cisterna y grita profecías en relación con Herodes y Herodías que nadie entiende excepto Salomé cuando el profeta se refiere a su madre. Al contemplarlo, Salomé siente un incontenible deseo por él, alabando su piel blanca y pidiendo tocarlo, pero él la rechaza.
Ella entonces alaba su pelo negro, pidiéndole de nuevo tocarlo, pero de nuevo es rechazada. Al final ella pide un beso de los labios de Juan y Narraboth, que no soporta oír esto, se suicida.
Entra Herodes, seguido por su esposa y la corte. Se resbala en la sangre de Narraboth y comienza a sentir alucinaciones. Oye el batir de alas. A pesar de las objeciones de Herodías, Herodes mira fijamente y con lascivia a Salomé, quien lo rechaza.
Juan hostiga a Herodías desde el pozo, diciendo que es pecaminoso su incestuoso matrimonio con Herodes. Ella exige que Herodes lo silencie. Herodes se niega, y ella se burla de su temor. Cinco judíos discuten sobre la naturaleza de Dios. Dos nazarenos hablan de los milagros de Jesucristo, en un determinado momento, hablan de la resurrección de Lázaro de entre los muertos, algo que Herodes encuentra aterrador.
Herodes pide a Salomé que coma con él, que beba con él indolentemente, ella lo rechaza dos veces, diciendo que no tiene hambre ni sed. Herodes entonces le pide que baile para él, Salome, aunque su madre pone objeciones. Él promete recompensar los deseos de su corazón, cualquier deseo que tenga, aunque sea la mitad de su reino.
Salomé le hace jurar que cumplirá su palabra, ella se prepara para la Danza de los siete velos. Esta danza, de una orquestación muy oriental, consiste en que ella lentamente se va quitando los velos uno a uno, hasta que queda desnuda a sus pies. Salomé pide su deseo, la cabeza del profeta en un bandeja de plata. Su madre se ríe socarronamente de placer.
Herodes intenta desesperadamente satisfacerla con otras cosas ofreciéndole joyas, pavos reales, y el velo sagrado del Templo. Pero ella está convencida de que lo único que desea es la cabeza del hombre. Permanece firme en su exigencia de la cabeza de Juan. Finalmente Herodes accede.
La ejecución del Bautista es el punto álgido de la obra, no se ve en escena pero la orquesta es la encargada de registrar el momento. Después de un desesperado monólogo de Salomé, un guardia le entrega la cabeza en una bandeja. Salomé declara su amor a la cabeza cortada, besando finalmente los labios del profeta apasionadamente “He besado tu boca” ante la mirada espantada de los presentes. En el momento en que la princesa besa la cabeza sangrante del profeta, disgustado, el aterrorizado y muy supersticioso Herodes ordena a los soldados que la maten.
Sello de Correos de España de 1963, San Juan Bautista.
Libro de Isaías
Aunque el Evangelio de Marcos la llegada de Juan el Bautista implica el cumplimiento de una profecía de Isaías, las palabras citadas son un conjunto de frases del Segundo Isaías, del Libro de Malaquías y del Libro del Éxodo. Las palabras citadas son las siguientes:
Mira, envío por delante
A mi mensajero
Para que te prepare el camino
Una voz clama en el desierto
Preparen el camino del Señor
Enderecen sus senderos
Mateo y Lucas omiten la primera parte de la cita.
Según Flavio Josefo
Existe información sobre Juan el Bautista en Antigüedades judías (libro XVIII, capítulo 5, 2) de Flavio Josefo (37-100). Esta viene a confirmar que Juan fue decapitado por orden de Herodes Antipas, indicando que esto tuvo lugar en la fortaleza de Maqueronte.
En la actualidad, algunos de los judíos piensan que la destrucción del ejército de Herodes vino de Dios, y que fue muy justa, como un castigo por lo que hizo en contra de Juan, que fue llamado el Bautista, porque Herodes mató a quien era un buen hombre y comandaba la ira de los judíos, hubo justicia por ambas partes, y piedad hacia Dios, y así se iba al bautismo, para que el lavado con agua fuese aceptable para él, si se hacía uso de ella, no para quitar algunos pecados, sino para la purificación del cuerpo, en el caso de que el alma se haya purificado de antemano con la justicia. Ahora, cuando otros llegaban en tropel alrededor suya, porque estaban gratamente complacidos al oír sus palabras, Herodes, que estaba asustado por la gran influencia que tenía sobre el pueblo para ponerlo de su parte e iniciar una rebelión (porque ellos estaban dispuestos a hacer cualquier cosa que él les aconsejase) pensó que lo mejor era llevarlo a la muerte, para evitar cualquier daño que pudiera causar, y que no le trajera dificultades, y ahorrarse a un hombre que podía hacer que ocurrieran y que se arrepintiera cuando fuera demasiado tarde. En consecuencia, fue enviado como prisionero, lejos del temperamento suspicaz de Herodes, a Maqueronte, el castillo antes mencionado, y allí fue condenado a muerte. Ahora los judíos opinaban que este ejército fue enviado como castigo a Herodes, y que es un signo del desagrado que Dios siente hacia él.