Tradiciones religiosas. Conmemoración de los fieles difuntos, 2 de Noviembre.
La Conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente llamada Día de Muertos o Día de Difuntos, es una celebración que tiene lugar el día 2 de noviembre, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, especialmente, por aquellos que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
La edición de 1910 de The Encyclopedia Britannica declara.
El Día de los Difuntos es el día designado en la Iglesia Católica Romana para la conmemoración de los difuntos fieles. La celebración se basa en la doctrina de que las almas de los fieles que al tiempo de morir no han sido limpiadas de pecados veniales, o que no han hecho expiación por transgresiones del pasado, no pueden alcanzar la Visión Beatífica, y que se les puede ayudar a alcanzarla por rezos y por el sacrificio de la misa. Ciertas creencias populares relacionadas con el Día de los Difuntos son de origen pagano y de antigüedad inmemorial. Así sucede que los campesinos de muchos países católicos creen que en la noche de los Difuntos los muertos vuelven a las casas donde antes habían vivido y participan de la comida de los vivientes.
Por tanto, estas celebraciones en realidad comenzaron como una fiesta para honrar a personas que, debido a su maldad, habían sido destruidas por Dios en los días de Noé.
Adoptada por Roma en el siglo XIV pero que se remonta varios siglos atrás. Fue el 2 de noviembre del año 998 -otros autores fijan la fecha en 1030- cuando, en el sur de Francia, el monje benedictino San Odilón u Odilo (c. 962 – 1048), quinto abad de Cluny, instauró la oración por los difuntos en los monasterios de su congregación, como fiesta para orar por las almas de los fieles que habían fallecido, por lo que fue llamada, < Conmemoración de los Fieles Difuntos>. Entre la dispersa obra de este santo, ha llegado hasta nuestros días una vida de la santa Emperatriz Adelaida, una biografía de su antecesor Mayeul, sermones, himnos y oraciones, y varías cartas de su abultada correspondencia.
De allí se extendió a otras congregaciones de benedictinos y entre los cartujos; la Diócesis de Lieja la adoptó cerca del año 1000, en Milán se adoptó el siglo XII, hasta ser aceptado el 2 de noviembre, como fecha en que la Iglesia celebraría esta fiesta.
Celebraciones litúrgicas en la Iglesia Católica.
En la Iglesia Católica, para esta celebración se recita el Oficio de difuntos y las misas son de Réquiem, aunque el 2 de noviembre caiga en domingo.
En España, Portugal y América es tradición que los sacerdotes celebren tres misas ese día. Una concesión parecida se solicitó para todo el mundo al Papa León XIII, pero aunque no la concedió, sí ordenó un Réquiem especial en 1888.
Tradición.
La tradición de asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este mundo, está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, donde se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó y pasará a una mejor vida, sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los seres terrenales.
En Francia la gente de todos los rangos y credos decora los sepulcros de sus muertos en la Fête des morts.
En el centro y sur de México y en América Central (que en conjunto componen la región conocida como Mesoamérica) esta celebración se combinó con elementos de indigenismo y del sincretismo resultó una original celebración en el Día de Muertos, distinta de las otras naciones católicas. Esta fiesta incluye por tradición un Altar de muertos que consiste en una serie de adornos florales acompañados de la comida favorita del difunto; además de fotografías y otros detalles.
En las zonas andinas de Sudamérica, especialmente en Ecuador, Perú y Bolivia, la costumbre es preparar e intercambiar entre familiares y amigos las guaguas de pan para consumir con la colada morada que en algunas áreas rurales son también ofrendas principales en los cementerios.
Actualización efectuada el 30 de Octubre de 2018.